sábado, mayo 06, 2023

Parashá No.33- Bejukotai - Toráh de verdad




Parashá No. 33 – Bejukotai / En mis estatutos 

Vaykrá / Y Llamó/ Levítico 26 : 3 – 27 : 34

3 "Si ustedes viven en mis estatutos, observan mis mitzvot y los obedecen;




Toráh de Verdad



Por el Rab. Ntanel Gomescásseres 


Con esta parashá / porción, terminamos el estudio del tercer libro de Moshé: Vaykrá.

Es bueno recordar que el quinto libro de Moshé, Devarim/ Deuteronomio se conoce como la segunda Toráh, o como la repetición de la Toráh.

Esto lo recordamos porque en la parashá Bejukotai se encuentra un pasaje muy parecido al que encontramos en Devarim / Deuteronomio 28, el pasaje referente a las bendiciones y a las maldiciones.

Vaykrá / Levítico 26 :
14 "Pero si ustedes no me escuchan a mí y obedecen todos estos mitzvot, 15 si aborrecen mis regulaciones y rechazan mis estatutos, para no obedecer todos mis mitzvot sino que cancelan mi Pacto; 16 entonces Yo, por mi parte, haré esto para ustedes: Yo traeré terror sobre ustedes – enfermedad extenuante y fiebre crónica para nublar su vista y quebrantar su fuerza. Ustedes sembrarán sus semillas para nada, porque sus enemigos comerán sus cosechas. 17 Yo pondré mi rostro contra ustedes – sus enemigos los derrotarán, aquellos que los odian los hostigarán, y huirán cuando nadie los persigue.
18 Si estas cosas no los hacen escucharme, entonces Yo los disciplinaré siete veces más por sus pecados. 19 Yo romperé el orgullo que ustedes tienen en su propio poder. Yo haré su cielo como hierro su tierra como bronce – 20 gastarán sus fuerzas en vano, porque la tierra no dará su producto o los árboles en el campo su fruto.


Si nosotros realmente creyéramos en que por la desobediencia esas maldiciones llegarán a nuestra vida, entonces no pecaríamos tan fácilmente.

Cuando hacemos un examen minucioso de nuestro andar diario, y nos damos cuenta que en muchas áreas de nuestra vida atropellamos la Toráh.

No seguimos sus instrucciones, seguimos viviendo de acuerdo a nuestro parecer.

Cuando vemos a través de nuestros actos que no tenemos temor de desobedecer lo que la Toráh dice.

Cuando en la mañana estudiamos con base en la Toráh el respeto a las autoridades delegadas por El Eterno; y en la tarde podemos estar atropellando esas autoridades.

Cuando en la mañana estudiamos en Su Palabra que : “ habrá algo difícil para mi ? ” ; y en la tarde estamos diciendo ante la mas mínima dificultad : No se puede !!!!!!

Nos declaramos “creyentes”, pero nuestros actos demuestran otra cosa.

Iacobo / Sant. 2 : 19

“Los demonios también creen y tiemblan”

Los demonios TIEMBLAN, porque ellos saben las consecuencias de sus actos de desobediencia al Eterno.

Nuestros actos demuestran que no TEMBLAMOS ante Su Palabra.

Eso quiere decir que los “creyentes” de estos días, ni para demonios clasificamos.

Si creyéramos realmente lo que la Toráh dice, nuestras vidas fueran otras.

Seríamos bien distintos, obedientes al Eterno.

La raíz de esa desobediencia la vemos en que inconscientemente, en lo profundo de nuestro ser, no creemos que la Toráh sea PALABRA DE YAHWÉH.

De pronto la duda nace en alguna enseñanza que alguna vez hemos podido oír:

“La Biblia se la inventaron los judíos para dominar al mundo”

Varias veces he dicho que no creo en las coincidencias.

A raíz de la cercanía de la fiesta de Shavuót/ Pentecostés, esta semana recibí por Internet un estudio acerca de El Origen Divino de las Escrituras.

Me gustó mucho y quiero compartirlo con ustedes.

Mi oración será que a través de este estudio El Ruaj Hakodèsh (Espíritu del Santo), nos de convencimiento absoluto de que LA TORÁH ES PALABRA DE YAHWÉH, y como resultado de ese convencimiento seamos por fin obedientes.


Shabat Shalom.


Rab. Ntanel Gomescásseres

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Preparándonos para Shavuot

Estudio 1

EL ORIGEN DIVINO DE LAS ESCRITURAS

Dr. Jajam Dan Abraham H.

Introducción:

Una de las preguntas que la gente común y corriente se ha hecho durante siglos y que también se repite en nuestra generación es la que tiene que ver con la proliferación de religiones y libros sagrados reclamados por esas religiones como divinos, auténticos y teológicamente confiables.


Siendo tantas las religiones en el mundo, ¿cuál de ellas es la verdadera?

Siendo tantas las diferentes escrituras consideradas sagradas, ¿cuál de ellas es la auténtica?

Por supuesto, estas no son las únicas preguntas que la gente se hace, hay otras preguntas, tan serias como estas, sin embargo, ninguna es más importante que ésta.

La gente se pregunta sobre la existencia de Elohim (Di-s).

¿Existe realmente un Creador, Omnipotente, Omnisapiente, Justo, amante, bueno, misericordioso?

¿Cómo explicar el sufrimiento humano, la existencia del mal, la injusticia y la muerte si tenemos un Elohim (Di-s) todo gracia y bondad?

¿Si hay un Creador que todo lo puede, por qué no evitó el holocausto nazi del siglo 20 que arrancó la vida a 6 millones de judíos indefensos entre los cuales casi 2 millones eran niños menores de 10 años de edad?

¿Cómo es posible que mujeres de mal vivir aborten sus hijos y mujeres piadosas son estériles?

Y la lista sería interminable.

Sin embargo, cada una de esas preguntas, inteligentes y difíciles como son, tienen una respuesta, aun cuando en ocasiones la respuesta será que no hay respuestas y que debemos aprender a vivir sin ellas, hasta que tengamos toda la información que Elohim tiene.

Pero a la pregunta del origen divino de la Biblia y por extensión el origen divino del Judaísmo como religión revelada a nuestro pueblo Israel, es más difícil que las demás.

¿Por qué?

Porque en el fondo lo que se busca es dar respuesta a la aparente incertidumbre de cuál religión es la auténtica, la confiable, la que me llevará seguro al otro lado de la vida, al mundo por venir.

Proposición:

Debido a lo básico del tema y al hecho de que estamos acercándonos cada día más al momento cuando recordamos entre otras cosas, la entrega de la Toráh en Sinaí, será un deber de cada uno de nosotros como parte del pueblo de Israel, depositario y heredero de la Toráh, aprender a documentar y fundamentar nuestra fe en la roca fuerte y segura de la verdad, como ésta es definida en la Toráh.

Aprender a defender nuestra fe y defenderla y presentar con mansedumbre y firmeza, las evidencias de nuestra firme convicción en la autenticidad de la Toráh.

Y la veracidad y legitimidad de la religión dada a nuestro pueblo, como la única genuina y confiable y que puede ser demostrada científica e históricamente.

No para ufanarnos de ella ni encontrar en esto razón alguna para orgullo nacional o nuestra superioridad religiosa, que no existe, sino para dar testimonio de la verdad, de nuestra responsabilidad con la redención y con la comunicación de esta verdad a las naciones a fin de ayudar a Mashiaj en su responsabilidad de eliminar la idolatría de la tierra y causar que todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, blancos y negros, sabios e ignorantes, encuentren el camino único que nos ha sido dado para refugiarse bajo las alas del Elohim de Israel, el único Elohim verdadero.

PT:
¿Cómo podemos saber que la Toráh tiene un origen divino, que no es invento humano, ni de Moshé ni de Ezra y que el Judaísmo Bíblico es la única religión revelada del cielo tanto a favor de Israel como del resto de las naciones?

Preliminares:
A manera de preámbulo, y siguiendo la lógica de nuestros mayores[1], imaginemos por un momento que usted recibe un fax privado y confidencial en su oficina.

El texto del fax dice algo como esto:

Hola, soy el Creador del Universo. He decidido entregar a tu pueblo un libro único de instrucciones por los cuales podréis vivir y encontrar el camino al mundo por venir para bien vuestro.

Será responsabilidad de tu pueblo enseñarlo a las naciones para eliminar la idolatría de la tierra y causar que todos a una voz, glorifiquen mi Nombre y reciban una oportunidad de entrada a un mundo por venir que os tengo reservado.

En ese mundo por venir no habrá llanto, ni dolor, ni enfermedad.

Será una edad eterna donde morará la paz y la justicia para todos.

Por favor, mañana en la mañana, ve a tal y tal lugar, donde allí me comunicaré audiblemente contigo.

A fin de que sepas que Yo soy el Creador, dentro de una hora habrá un apagón de luz en toda tu ciudad que durará exactamente cinco minutos.

Después de ese apagón de luz, escucharás una sirena de policía cruzando frente a tu vivienda y seis minutos más tarde, recibirás una llamada de los bomberos preguntando si todo está bien en tu casa.

Les dirás que sí, que todo está bien y luego de esa llamada de los bomberos, la policía tocará a tu puerta y te hará una pregunta directa:

¿Ha llamado usted a los bomberos porque hay fuego en su casa?

Y les responderás que no, que todo está bien en tu casa.

Ellos se irán, pero uno de los tres visitantes, te dejará una tarjeta de presentación con su teléfono celular diciéndote:

“Aquí están mis teléfonos, si necesita ayuda, llámame por favor. Estamos para servirle”.

Bien, exactamente a la hora, ocurre el apagón de luz por cinco minutos.

Inmediatamente escuchas la sirena de la policía en su carro patrulla cruzando frente a tu casa y exactamente seis minutos más tarde, te llaman los bomberos y luego, un carro policía con tres hombres a bordo, tocan a tu puerta, exactamente como te fue dicho en el fax.

¿Qué pensarías de todo eso?

¿Sería suficiente evidencia inteligente para comprender que es cierto, que el Creador del Universo quiere comunicarse contigo para revelarte algo extraordinario para bien de tu pueblo y del mundo?

Sin duda, toda mente inteligente reconocerá que tales evidencias van más allá de la duda razonable y que es imposible que alguien, sin tener pleno conocimiento del futuro, pueda predecir, con lujo de detalles y en horarios y palabras precisas, todo lo que te fue comunicado por fax.

¿Cuántos están conmigo hasta aquí?

¿Entendemos el argumento hipotético que hemos presentado?

Bien, en términos religiosos, la única religión del mundo que puede reclamar una base histórica confiable, inteligentemente aceptable y lógicamente válida, es el Judaísmo.

Y el único libro religioso que puede reclamar tal evidencia, es la Toráh de Moshé.

Ningún otro libro ni ninguna otra religión conocida por los hombres, puede presentar estas evidencias que sean históricamente comprobables.

El Eterno se le apareció a Moshé (Moisés) en el desierto de Madián.

En un encuentro privado, que no puede ser demostrado históricamente, le dijo por medio de su malaj celestial una serie de hechos y revelaciones que serían presenciadas por todo un pueblo, para que no hubiera duda que el Creador se le había aparecido y le había enviado un mensaje y confiado una misión.

En otras palabras, le envió un fax….

“Moshé, Moshé, no te acerques, quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás parado es sagrado. Yo soy el Elohim de tu padre, el Elohim de Abraham, Yitzjak y Yaakov. He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he escuchado su clamor y estoy consciente de sus sufrimientos. Y he descendido para librarlos de la mano de los egipcios y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, que mana leche y miel… ven te enviaré a al faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.

Yo estaré contigo y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será esta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, adorareis a Elohim en este monte.

Yo soy el que soy.

Así dirás a los hijos de Israel:

Yo soy me ha enviado a vosotros.

Pero yo se que el rey de Egipto no os dejara ir, si no es por la fuerza.

Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todos los prodigios que haré en medio de él, y después de esto, os dejará ir.

Moshé replicó:

Me dirán: “No se te ha aparecido Elohim”.

En otras palabras, cómo les demuestro que es cierto que Tú me has enviado.

¿Qué es eso que tienes en tu mano?

Una vara.

Échala en tierra.

Y la echo en tierra y se convirtió en una serpiente.

Extiende tu mano y tómala por la cola.

Y así lo hizo, y se volvió vara en su mano.

Por esto creerán que se te ha aparecido HaShem, el Elohim de sus padres, de Abraham. Yitzjak y Yaakov.

Ahora mete la mano en tu seno.

Y lo hizo, y cuando la sacó he aquí se había vuelto leprosa.

Vuelve a meter la mano en tu seno.

Y lo hizo y cuando la sacó, se había vuelto como el resto de su carne.

Así que si no te creen, no obedecen el testimonio de la primera señal, quizás creerán el testimonio de la segunda señal.

Y sucederá que si todavía no creen estas dos señales, ni escuchan tu voz, entonces tomaras agua del Nilo y la derramaras sobre la tierra seca y el agua que tomes del Nilo se convertirá en sangre sobre la tierra seca.

Moshé se fue y volvió a casa de su suegro Jetro y le dijo:

Te ruego que me dejes ir para volver a mis hermanos que están en Egipto y ver si aun viven.

Y Jetro dijo a Moshé:

Ve en paz.

Y HaShem le dijo a Moshé, cuando vuelvas a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano…”.


Y si usted sigue leyendo la historia, Moshé fue, creyéndole a Elohim.

Hasta aquí, esta revelación no puede ser comprobada científicamente, históricamente, porque solamente Moshé la recibió.

Para que esta revelación sea científica e históricamente válida, tiene que ser evidenciada por muchas personas de tal manera que no haya duda alguna que es históricamente válida.

Moshé se presentó a los hijos de Israel en Egipto.

Les dio las señales.

Vieron la vara convertirse en serpiente.

Vieron la serpiente convertirse en vara.

Vieron su mano volverse leprosa, vieron su mano leprosa, sanarse inmediatamente.

Vieron las aguas del Nilo convertirse en sangre.

Y creyeron que Elohim se le había aparecido a Moshé para sacarlos de Egipto.

Pero esto no fue suficiente.

En cumplimiento de las evidencias históricas, HaShem sacó a nuestro pueblo de Egipto, hizo ahogar a los ejércitos del faraón, sus jinetes y sus caballos en el mar de Suf.

Y al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de Egipto, se les apareció en una nube, al pie del monte Sinaí, en presencia de decenas y decenas de miles de personas. 


Todos vieron el monte humeando, todos vieron el fuego y el sonido del shofar.

Todos experimentaron los truenos y el temblor.

Todos oyeron la voz, sin ver rostro, hablando con ellos y con Moisés.

Y solamente después que todo un pueblo presenció aquello, cuando no había la más mínima sombra de duda de que estaban en presencia del Elohim de Israel, de Su Revelación y de Sus propósitos, el Eterno pidió a Moshé que subiera él solo al monte para entregarle el resto de la revelación.

Solamente una revelación así puede reclamar un origen divino y ser demostrada científica e históricamente

Excepto que tengamos estas evidencias históricamente ciertas y comprobables, cualquiera puede venir con una historia de estas.

Es decir, con una historia de una revelación privada y fabricada que no pudo ser jamás documentada por nadie.

Este es el caso del Cristianismo por ejemplo.

¿Quién puede comprobar científica e históricamente que la visión que vio el emperador romano Constantino, padre del cristianismo moderno, es válida?

Este es el caso del Islamismo, por ejemplo.

¿Quién puede demostrar que las revelaciones que Mahoma afirmó recibir fueron histórica y científicamente válidas?

Nadie, todo es privado y confidencial.

Pues yo también puedo aparecer mañana con otra historia y decir

“Señoras y señores, os tengo un anuncio muy importante: Elohim se me apareció y me dijo que desde ahora en adelante, tiene una nueva Biblia para nosotros, una nueva Toráh y una nueva religión.

Me dijo también que ya la Toráh que ustedes conocen no vale nada, ha caducado.

Vuestra religión, predicada por Moshé y por los profetas y testificada por miles y miles de hijos e hijas de Israel ha pasado de moda.

Yo me he buscado un nuevo libro, una nueva religión y un nuevo pueblo.

Lo demás está abolido.

De ahora en adelante debéis creer solamente lo que yo os diga”.

Bien, recibo este fax y me presento con este fax delante de Abraham, Yitzjak y Yaakov, delante de Moshé y delante de Josué y delante de Samuel y de los profetas y les digo:

“Avraham, Yitzjak, Yaakov; Moshé, Joshua y Samuel, Melej David y todos vosotros, los padres y jueces y profetas de Israel escuchen bien:

He cambiado mi mente.

Ya todo lo que ustedes enseñaron no vale, pasó de moda, ha sido sustituido para siempre, porque no sirve ya más, fueron solamente hasta Juan, de ahora en adelante hay algo nuevo, que a mi me ha sido revelado.

Escucha Moshé, escucha Eliyahu Hanaví: Israel ha dejado de ser el pueblo escogido y ha sido reemplazado por otro pueblo.

Ellos tienen ahora una nueva Toráh y con una nueva ley.

Así que de ahora en adelante, olvidaos de todo, y creed en la nueva revelación que yo he recibido.

Si no creéis en esta nueva ley y en esta nueva religión, todos pereceréis y os iréis al infierno”.

¿Piensa usted que Moshé me creerá?

La Toráh dice:

“Secase la hierba, marchitase la flor, pero la palabra de nuestro Elohim permanece para siempre”.

La Toráh dice:

“A pesar de esto, cuando estén en la tierra de sus enemigos, no desecharé a Israel ni los aborreceré tanto como para destruirlos, quebrantando mi pacto con ellos, porque YO SOY HASHEM SU ELOAH, sino que por ellos me acordaré del pacto con sus antepasados que yo saqué de la tierra de Egipto a la vista de las naciones para ser su Eloah. Aní HaShem” (Vayikrá/ Lev. 26: 44,45)

¿Qué piensa usted que me dirá Avraham, Yitzjak y Yaakov, Moshé Rabenu, Joshua, Samuel y el resto de los profetas?

¿Me harán caso?

¿Se postrarán delante de mí y aceptarán mi testimonio?

Aunque ellos lo hicieran, no sería válido, porque para ser válido, tiene que ser científica e históricamente cierto, es decir, verificable por Israel y por las naciones.

En otras palabras, para que mi fax sea auténtico, Elohim tiene que resucitar a Avraham, Yitzjak y Yaakov y a todo el pueblo de Israel que estuvo al pie del monte Sinaí y decirles en presencia de todos nosotros:

“Hey, escuchen, he cambiado mi mente, y de ahora en adelante, solamente es válido lo que diga Dan, mi siervo”.

¿Ha ocurrido esto alguna vez?

¿Quién puede dar testimonio de que esto haya ocurrido?

Ninguna religión del mundo podrá jamás hacer tal reclamo ni presentar estas evidencias como nuestro pueblo Israel.

Por tanto, la única cosa que podrán hacer las nuevas y falsas religiones es apoyarse en nuestra verdad para derivar de ellas las suyas.

No más.

En otras palabras, las falsas religiones aceptarán nuestra Biblia solamente en la medida en que puedan afirmar sus reclamos, de ahí en fuera, la rechazarán con todas sus fuerzas.

El Cristianismo venido de la supuesta revelación recibida por Constantino, aceptará nuestra Biblia solamente en tanto prueba sus reclamos.

Lo mismo lo hará el Islamismo y el Mormonismo y las demás religiones semejantes, basadas todas en revelaciones privadas, científica e históricamente no comprobables y teológica y proféticamente falsas, como veremos oportunamente.

El Cristianismo de Constantino inventó a un Jesús romano que no tiene nada que ver con el Yeshua judío.

Lo hizo la antítesis del Elohim de Israel y lo vendió al mundo que controlaba política y religiosamente, para asegurarse su perpetuidad política.

Además, tomó a Rav Shaúl, el apóstol Pablo y quitándole su talit de oración, lo vistió de filósofo para lanzarlo al mundo como el representante de una nueva religión, negación del Judaísmo, su antítesis y su más acérrimo enemigo.

Este Pablo inventado por Roma no tiene nada que ver con el talmid del Yeshua judío. 


Debemos todos estar persuadidos de que no fue Pablo, sino los filósofos romanos bajo la influencia del emperador Constantino, y bajo mucho debate y coerción, buscando la paz, el bien y la gloria del imperio, no el Reino de los Cielos y su justicia, los que crearon y proclamaron otro Yeshua, otro evangelio y otro espíritu.

En otras palabras, que el Yeshua del primer siglo, el Yeshua judío, el Yeshua del Código Real no tiene nada que ver con el Jesús fabricado en aquel laboratorio político disfrazado de religión montado en Nicea.

Los discípulos originales de nuestro Rabi HaKadosh, fueron todos tzadikim del primer siglo, judíos piadosos, observantes de la Toráh y creyentes en los profetas.

Lo que salió de Nicea y de los subsecuentes sínodos romanos, está basado no en la Toráh y en los profetas, sino en las creencias paganas de las naciones que conquistaban a las cuales se les quiso barnizar de religión usando nuestras propias escrituras como evidencia.

Esa religión post-primer siglo, está llena de costumbres, prácticas y presuposiciones religiosas de origen pagano para poder mantener la unidad política del imperio con una religión que fuese lo suficientemente amplia culturalmente, como para retener consigo a todos los grupos étnicos que iban siendo conquistados políticamente.

Esto es lo que explica por qué una minoría de creyentes que no aceptó tales imposiciones y falsificaciones, juntamente con los judíos, fueron perseguidos, maltratados, quemados en hogueras y declarados herejes por aquella ramera teológica, madre de todas las abominaciones de la tierra.

Esto es lo que explica por qué hubo siempre protestas y reformas y gritos de reformas por todos lados.

Y esto es lo que explica por qué esas reformas, aun incompletas, tienen que ser finalmente consumadas para que los herederos de la promesa de la vida dada a las naciones, encuentren su herencia y su verdadero lugar junto al pueblo de Israel.

Conclusión:


En todo caso, aquí tenemos la primera evidencia del origen divino de la Toráh: es la única revelación que puede ser comprobada científicamente por medio de la historia. 


Todas las demás religiones que reclaman escrituras inspiradas divinamente, separadas de la Toráh y sustitutivas de la Toráh, lo hacen basados en visiones y revelaciones privadas, no comprobables ante el pueblo ni ante las naciones.

Solamente una revelación que haya sido dada “a la vista de las naciones”, solamente una revelación que pueda ser comprobada por todo ojo (el que lee entienda), puede venir del Cielo.

Cualquier otra revelación que no tiene la evidencia de la Toráh, en el mejor de los casos no es sino permisión del cielo para ayudar a nuestro pueblo a mantenerse firme en la Toráh, a no apartarnos de la Toráh, a no destruir ni una “yud ni una tilde” de la Toráh, como nos fue enseñado.

Porque fue dicho que cualquiera que viniera con revelaciones y sueños particulares e incluso con evidencias en sus manos[2], como algunos milagros, pero que tengan la intención de separarnos de nuestro Eloah y reemplazarlo por otro dios, o separarnos de la Toráh y reemplazarla por otra toráh, que la dada por intermedio de Moshé Rabenu, debemos conocer, por anticipado, que se trata de una prueba, para ver si nos vamos a mantener firmes a la Alianza Eterna que fue dada desde Sinaí.

A tal vidente y soñador de sueños no debemos escuchar ni sus enseñanzas seguir.

De hecho, los profetas nos advirtieron de un falso profeta que vendrá al mundo e intentará cambiar la ley de Elohim y sus moedim[3].

Pero aquí tenemos el primer pilar de nuestra fe, de nuestra absoluta confianza que sí podemos saber que nuestra Toráh tiene origen divino, que no es invento humano, ni de Moshé ni de Ezra y que el Judaísmo bíblico es la única religión revelada del cielo tanto a favor de Israel como del resto de las naciones.

¿Cuál es este pilar?

Que es la única revelación que puede ser comprobada científica e históricamente, porque no fue dada en ningún rincón, sino a pleno luz del día, ante miles y miles de personas, a la vista de las naciones, para que todos sepan que viene de Arriba, de nuestro Padre Celestial.

¿Y cómo podemos saber entonces que el resto de las Escrituras, como los Profetas y los Escritos, incluyendo el CR, es autoritativo y válido?

Eso será precisamente el tema de nuestra próxima clase.

No se la pierda.


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[1] Como ha sido establecido por nuestros jajamim, cuyo pensamiento estoy siguiendo en estas exposiciones.
[2] Vea Devarim 13: 1-5
[3] Vea Daniel 7: 24-27; 11:36-38-43;









INTEGRIDAD DEL TEXTO DE LA TORA



¿Cómo sabemos que la Torá que tenemos hoy es el mismo texto entregado en el Monte Sinaí?

La Torah. fue originalmente dictada por D‑os a Moisés, letra por letra.

De allí, el Midrash (Devarim Rabba 9:4) nos dice:

Antes de su muerte, Moshé escribió 13 rollos de la Torah.

Doce de estos fueron distribuidos a cada una de las 12 Tribus. La número trece fue colocada en el Arca del Pacto (con las tablas).

Si alguien viniera e intentara re-escribir o falsificar la Torah, la que está en el Arca 'testificaría" en su contra.
(Asimismo, si él tuviera acceso al rollo del Arca y tratara de falsificarla, las copias "testificarían" en su contra).
Este cuidadoso y meticuloso proceso de copiar a mano un rollo toma alrededor de 2000 horas (un trabajo  tiempo completo durante un año), convirtiéndose en la fuente precisa de transmisión judía a través de los siglos.
¿Cómo eran verificados los rollos nuevos?
Un texto matriz fue siempre guardado en el Santo Templo en Jerusalén, contra la cual todos los otros rollos eran revisados.
Después de la destrucción del Segundo Templo en el 70 e.c., los sabios periódicamente realizaban inspecciones globales para eliminar cualquier error de los escribas, ajustarse a la longitud de las líneas y a las configuraciones de los párrafos.

ESCRIBIENDO UN ROLLO DE TORAH


Para eliminar cualquier error humano en la escritura de un rollo, el Talmud enumera más de 20 mandatos para que un rollo de Torah sea Kosher.
Este es el sistema de seguridad en la elaboración de un rollo.
Si no se cumple con alguno de estos factores, el rollo tiene el mismo estatus al de un libro sagrado impreso, no posee la santidad del rollo de la Torah y no puede ser usado para un servicio público de lectura.
El proceso meticuloso incluye entre otros los siguientes puntos:
  1. Un rollo de la Torah es descalificado si le es agregada tan solo una letra
  2. Un rollo de la Torah es descalificado si se le borra tan solo una letra
  3. El escriba debe ser un profesional judío observante, quien ha recibido todo el entrenamiento y la certificación
  4. Todos los materiales incluyendo la tinta, las plumas y los pergaminos deben ser conforme a las estrictas especificaciones y deben ser preparados con el único propósito de escribir un rollo de Torah.
  5. El escriba no puede escribir una letra en el rollo de la Torah por intuición, al contrario él debe tener un segundo rollo Kosher al lado abierto para compararlo siempre.
  6. El escriba debe pronunciar cada palabra del segundo rollo en voz alta  antes de escribirla en el nuevo rollo.
  7. Cada letra debe tener suficiente espacio para que no toque a la otra,  ya que si lo hace invalida el rollo completo.
  8. Sí una letra no es clara para ser leída o se asemeja a otra letra y no es claro ya sea por defecto en la escritura, por un hueco, por una gota o por mugre, esto invalida el rollo entero. Cada letra debe ser lo suficientemente legible para que un estudiante común de hebreo pueda distinguir la una de la otra.
  9. El escriba debe ser preciso en el espacio entre palabras, ya que no puede parecer una palabra como dos palabras o dos palabras como si fueran una palabra.
  10. El escriba no debe alterar el diseño de las secciones y debe someterse al particular ancho de línea y configuraciones de párrafos.
  11. Un rollo de Torah en el cual se encuentre un error debe ser arreglado en un período menor a treinta días o si no ser sepultado.

EL EXITO DEL SISTEMA


Tenga en cuenta que mantener la precisión de cualquier documento tan antiguo y tan largo como la Torah es un reto aún bajo las mejores circunstancias.  
Pero considere que a través de la historia, las comunidades judías estuvieron sujetas a persecuciones y al exilio.
En los últimos 2000 años, los judíos se han esparcido a los cuatro puntos de la tierra, desde Yemen hasta Polonia, desde Australia hasta Alaska.
Otros factores históricos hacen la transmisión precisa de la Torah aún más difícil.
Por ejemplo, la destrucción del Templo hace 1900 años conllevó también a  la disolución del Sanedrín, la cual era la máxima autoridad que llevaba y unificaba al pueblo judío a la solución de cualquier problema tanto legal como espiritual.
Así pues, investiguemos los hechos como los tenemos hoy: Si recogemos los rollos más antiguos de la Torah y los comparamos con los actuales podíamos verificar si existe alguna mutilación y si esto es así en qué medida ha ocurrido.
¿Sabe usted cuántas letras hay en la Torah?
304.805 letras (o aproximadamente 79,000 palabras).
Sabe cuántas letras están en cuestión?
Entre 25 y 1000 solamente.
El hecho es, que después de todas las pruebas y tribulaciones, trastornos y persecuciones comunales, sólo los rollos de la Torah Yemenita contienen alguna diferencia del resto de la judería mundial.
Durante cientos de años, la comunidad yemenita no formó parte del sistema de inspección global, y se encuentran en sus rollos un total de nueve diferencias en las letras.
Estas son todas diferencias de escritura.
En ningún caso cambian el significado de la palabra.

LA TORAH COMPARADA CON OTROS TEXTOS


¿Qué es lo impresionante al compararlo con otros textos similares como la Biblia cristiana? (ambos contienen el mismo número de palabras).
Primero que todo, los cristianos podrían tener mayor éxito en asegurar la precisión de su texto debido a las siguientes razones:
1.      El texto cristiano tiene la mitad de la edad de la Torah, es 1700 años más reciente.
2.      Los cristianos no han sufrido persecuciones ni el exilio como los judíos
3.      El cristianismo ha tenido siempre una autoridad central (El Vaticano) que asegura la precisión de su texto.
¿Cuál es el resultado de todo esto?
El Diccionario del Intérprete de la Biblia, un libro escrito para probar la validez del Nuevo Testamento, dice, “un estudio de 150 manuscritos griegos del Evangelio de Lucas ha revelado más de 30.000 diferentes lecturas, afirmando así que no hay una oración en el Nuevo Testamento la cual se encuentre igual en todos los manuscritos”.
Otros estudiosos reportan que hay algo más de 200.000 variaciones en los manuscritos existentes del Nuevo Testamento que representan cerca de 400 cambios de lectura que conllevan a la confusión en la interpretación textual.
Por el contrario, La Torah solamente tiene 9 variantes sin ningún efecto en el significado de las palabras.
En ningún momento se pretende denigrar al Cristianismo sino más bien demostrar la intachable exactitud del Judaísmo al transmitir la Torah.

LA TORAH Y EL UNIVERSO

Hay una historia famosa en el Talmud (Eruvin l3a):
Cuando el rabino Meir fue a donde el rabino Yishmael a aprender Torah, él le preguntó:
“¿Cuál es su profesión, hijo mío?”
"Soy un escriba", fue su respuesta.
Él me dijo: "Hijo mío, sea cuidadoso con su trabajo, pues es el trabajo del Cielo. Si usted omite una letra o añade una letra  puede resultar que usted destruya al mundo entero..."
Rebbe Meir advirtió: "Es innecesario decirlo, yo no me equivoco omitiendo o añadiendo (letras) ... pero aún me preocupa una mosca, no sea que venga y se pare sobre la esquina derecha de una dálet y la borre, de tal modo que la convierta en un resh".
¿Por qué, dijo el rabino Yishmael es que el error en una letra podía destruir al mundo entero?
El famoso comentarista Rashi (siglo once, Francia) da ejemplos de cómo la adición o supresión de una sola letra puede llevar a una lectura blasfema o herejía de la Toráh.
Maharsha (siglo dieciséis, Polonia) explica que hay un peligro aún si el error no afecta el significado de la palabra.
Esto es a causa de la tradición cabalística de que las letras de la Toráh forman los nombres sagrados de D‑os al crear el mundo, y es a través de ellas que Él lo sostiene.
La supresión de aún una letra de esta fuerza sostenedora amenaza por consiguiente la existencia del mundo.
¡Cuan grande es el pueblo judío, que ha guardado las Palabras Santas de la Toráh, tan cuidadosamente a través de los siglos!

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