martes, junio 29, 2010

La Toráh, el corazón y el engaño







LA TORÁ, EL CORAZÓN Y EL ENGAÑO



POR: DANIEL BOTKIN



TRADUCIDO POR MICHAEL NAVARRO

Al probar cómo determinar la verdad y el error de asuntos espirituales, con frecuencia la gente hace declaraciones como la siguiente:

“Yo sólo sigo mi corazón; Siento en mi corazón que esto está bien; Sigo lo que me dice mi corazón; Confío en mi corazón.”

Tales declaraciones le suenan bien a la mayoría de la gente, pero la Biblia declara con franqueza en Mishlè/ Prov.28:6 que “El que confía en su corazón es necio.”

¿Por qué es necedad confiar en el corazón de uno mismo?

¿No nos dirá nuestro corazón lo que es correcto?

Al contrario, Yrmiyahu/ Jeremías (17:9) nos dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y desesperadamente perverso; ¿quién lo conocerá?”

Si la Biblia tan sólo dijera que nuestro corazón es engañoso, eso sería suficientemente grave.


Pero dice más: el corazón es engañoso “más que todas las cosas.”


Si “todas las cosas” verdaderamente incluye todas las cosas, entonces nuestro corazón es más engañoso que el mismo Diablo, cual es idea escalofriante.

Igualmente, si la Biblia tan sólo dijera que nuestro corazón es perverso, eso sería suficientemente grave.


Pero dice más: el corazón es “desesperadamente perverso.”


Nuestro corazón perverso es tan desesperado para continuar gobernando nuestros pensamientos y nuestra vida que irá a cualquier y todo lugar para mantenerse sin exponerse por lo que es, “lleno de mal, y de enloquecimiento” (Kohelet/ Eclesiastés 9:3).


En su desesperación para sobrevivir, nuestro corazón está dispuesto a disfrazarse como cualquier cosa, hasta como un corazón creyente lavado-con-la-sangre, nacido-de-nuevo, enamorado con el Salvador.


Así, Yrmiyahu/ Jeremías termina este verso con la pregunta “¿quién lo conocerá?”

Esta diagnosis del corazón también debería relacionar a cualquiera quien toma seriamente a la Biblia con el temor de Elohim.


Otro pasaje que da mucho que pensar es Tesalonikim Bet/ II Tesalonicenses 2:7-12, donde leemos tocante lo que le sucede a aquellos quienes rechazan la verdad:


“Elohim les enviará una fuerza de engaño para que crean la mentira.”


Si estamos engañados por el Diablo, o aun nuestro corazón, pueda que esperemos la piedad de Elohim.


Pero si Elohim Mismo es el que manda el engaño, como juicio de nuestro rechazo de la verdad, ¿qué esperanza existe para salvarnos de tal engaño?


¿Quién puede salvarnos de un engaño fuerte cual haya mandado Elohim?

El problema con el engaño es que la persona engañada absolutamente no tiene idea que está engañada.


¡Si supiera que estaba engañada, entonces no está engañada!


Engaño, por su propia naturaleza, es imposible de detectar en uno mismo.


Hasta que la persona engañada empieza percibir que está engañada, no sospecha que esté bajo fuerte error.

En Matitiahu/ Mat. 7:21-23, Yashúa describe una multitud de gente quienes no verán su engaño hasta que para ellos sea demasiado tarde:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.”
[los que obran sin Torá]
[obradores de maldad (o, iniquidad) es traducido del griego anomia; esto se traduce literalmente al castellano sin Toràh]

Dos cosas de este pasaje deberían de motivar a que examinen su fe los cristianos/católicos quienes creen en la Biblia.


La primera cosa es el hecho de que las personas aquí descritas no son ateos, hindúes, ni musulmanes.


Son personas de la iglesia involucradas dentro de actividades de la iglesia, haciendo lo que aparentan ser buenas obras en el nombre de Jesús.


Hasta le llaman “Señor,” y totalmente esperan heredar la vida eterna mediante su relación con Él.


Por esto es que quedan atónitos hallarse excluidos del Reino.


La segunda cosa de este mensaje que da mucho que pensar es la palabra “muchos.”


Este no es un grupo pequeño de líderes de sectas y profetas falsos; es una multitud que el Señor describe como ser “muchos.”

Esto debería levantar algunas preguntas atemorizadores para el creyente:

¿Cómo sé que no me cuento entre esta multitud de personas engañadas?

¿De verdad soy nacido del cielo y comprado-con-la-sangre, o tan solo es mi corazón engañoso, en acto de desesperación, que está fingiendo amar al Señor?

¿Cómo sé que mi experiencia de salvación no fue solo una experiencia imaginaria, un fuerte engaño mandado del Señor como juicio de mi rechazo de amar la verdad?

Sabemos de las Escrituras que a nuestro corazón no se le puede confiar decirnos si sí o si no estamos engañados.


Si estamos engañados, y miramos hacia nuestro corazón que nos diga, nuestro corazón sencillamente continuará mintiéndonos y dándonos confianza falsa de nuestra salvación y nuestras doctrinas, totalmente con sentimientos cálidos, emocionales, y religiosos para calmar cualquier duda que tengamos.


Y mientras más quedamos arraigados dentro de nuestro engaño, más fuertes serán estos sentimientos.

¿Si no podemos confiarle a nuestro propio corazón para que nos diga si estamos engañados, con quién podemos confiar?

¿Un pastor, sacerdote, o profeta?

Pueda que un pastor, sacerdote, o profeta nos de las palabras de confianza y consuelo, pero, ¿cómo sabemos que ellos no están engañados?

La Biblia está repleta de advertencias sobre pastores y profetas falsos.


Elohim le dijo a Yehezkel/ Ezequiel (14:9) que “el profeta, cuando fuere engañado y hablare palabra, yo, el SEÑOR, engañé al tal profeta.”

¡Así, aún un profeta puede contar entre aquellos quienes el Señor manda gran engaño!

Afortunadamente, no hay necesidad de desesperarse.


La misma Biblia que nos advierte de engaño y enseñanzas falsas también nos dice cómo discernir entre la verdad y lo falso.


En los días de Yishayahu/ Isaías el engaño en Israel andaba desenfrenado, y el Señor dio una formula sencilla para discernir la verdad del error:

Yshayahu/ Isa.8:20
“¡A la Toràh y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.”


Toda creencia y enseñanzas verdaderas estarán en acuerdo con la Torá (La Torà que Elohim dio a Moshè); cualquier creencia o enseñanzas que se oponen o contradicen estos mandamientos no son de la Luz, mas si son de las tinieblas.

Si nos fijamos en el contexto de estos pasajes anteriormente discutidos en esta investigación, veremos que el engaño es, también en estos casos, relacionado con nuestra actitud hacia la Toràh de Elohim.


Cuando el Mesías le dice a la multitud de los engañados de la iglesia que se le aparten, se dirige a ellos como “ustedes quienes no practican la Toràh.”


Igualmente, la advertencia de Shaul/ Pablo del engaño que Elohim manda en Tesalonikim Bet/ II Tesalonicenses se presenta dentro del contexto de nuestra actitud hacía la Toràh de Elohim.


Este pasaje habla del “misterio de la iniquidad” [aquí una vez más, obradores de maldad (o, iniquidad) es traducido del griego anomia; esto se traduce literalmente al castellano sin Toràh)], cual ya estaba “obrando” en los dìas de Shaul/ Pablo.


Dos veces en este pasaje Shaul/ Pablo menciona al “inicuo” (hombre quien evita la ley/ Torá).


Hasta las declaraciones de Yrmiyahu/ Jeremías tocante al corazón pronto siguen con una plegaria larga de honrar a Elohim con guardar al Shabat/ Sábado.

Por supuesto que la mayoría de los cristianos y católicos consideran que el Shabat/ Sábado y muchos otros mandamientos son, en mayor parte, irrelevantes para aquellos quienes viven bajo el pacto nuevo.


¡Irónicamente, nos dice la Biblia que una señal importante de los verdaderos creyentes del pacto nuevo es el guardar la Torá de Elohim!


Dentro de la muy conocida profecía del pacto nuevo de Yrmiyahu/ Jeremías (31:31-34), el Señor describe su intención del resultado dentro de las vidas de todos aquellos quienes aceptan a los términos del pacto nuevo:



“Pondré Mi Ley (Torá) en su interior y la escribiré en sus corazones.”

Este nuevo corazón con la Torá de Elohim escrita en él también fue profetizado en Yehezkel/ Ezequiel 11:19.


Aquí, el Señor describe los resultados de recibir un corazón nuevo:

“para que anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra.”


Después, Yehezkel/ Ezequiel escribe tocante la promesa del Ruaj Hakodesh/ Espíritu del Santo:

Yehezkel/ Isa. 36:27
“Pondré mi Espíritu dentro de vosotros y haré que andéis según mis leyes, que guardéis mis decretos y que los pongáis por obra.”


Observancia de la Torá no se aprende de la noche al día, mas si un creyente no está siendo MOVIDO hacia una orientación de obediencia a la Torá, debería de averiguar el por qué no.


De acuerdo a Yehezkel/ Ezequiel, siendo movido a obedecer la Torá de Elohim es evidencia del haber recibido al Ruaj Hakodesh/ Espíritu del Santo.


Hablando en lenguas (citado por los pentecostales como la evidencia del Espíritu) es bueno, pero las lenguas pueden ser falsificadas.


Obediencia a la Torá no se puede falsificar.


O una persona lo hace o no lo hace.

También existen muchos versos en el Brit Hadashà/ NT que apuntan hacia la observancia de la Torá como la señal de creyentes del pacto nuevo:


Yojanan Alef/ 1 Jn.2:3-4

“en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él.”


Yohanan Alef/ 1 Jn.3:5

“Porque este es el amor de Elohim, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.”


Corintim Alef/ 1 Cor. 7:19

“Lo que cuenta es la observancia de las mandamientos de Elohim.”


En Revelaciòn/ Apocalipsis 12:17, el remanente fiel de Elohim se describe como aquellos “que guardan los mandamientos de Elohim, y tienen el testimonio de Yashúa.”


En Revelaciòn/ Apocalipsis 14:12, “santos” se define como “los que guardan los mandamientos de Elohim y la fe de Yashúa.”

Por supuesto, que un amor por la Torá no es prueba que uno no esté engañado en otras áreas.


Mas en estos pasajes de engaño, está claro que el engaño está estrechamente ligado a nuestra actitud hacia la Toràh.


No debemos tener un oído sordo hacia la Torá.


Mishlè/ Proverbios 28:9 dice, “El que aparta su oído para no oír la Toràh, su oración también será abominable.”

Cualquier creyente quien siente cualquier hostilidad hacia la Toràh de Elohim seriamente debería de considerar la posibilidad de que puede estar bajo un fuerte engaño, y pedirle a Elohim perdón por su falta de amor por la verdad.


Debería de pedirle a Elohim que lo suelte del misterioso poder de iniquidad.


Si Elohim le ha mandado a alguien fuerte engaño por rechazar el amar a la verdad, Elohim puede desengañar al corazón arrepentido que estè de acuerdo en abrazar a la Torá cual anteriormente ignoraba o despreciaba.


Tehilim/ Sal. 51:17

“al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Elohim.”