Asher Yatzar
Dr.
Kenneth M. Prager, MD.
PARA
TODO UNA BENDICIÓN
Cuando
era un estudiante de primaria es un Yeshiva (la escuela religiosa judía), mis
compañeros de clase y yo encontrábamos divertido un cartel colocado justo
afuera del baño.
Era
una antigua bendición, llamada Asher Yatzar, que se suponía era recitada
después que uno iba al baño.
Para
los niños de la escuela primaria, no podía haber nada mas extraño o ridículo que
relacionar los actos de micción y evacuación con palabras santas que
mencionaran el nombre de Di-s.
Las
bendiciones eran reservadas para las oraciones, durante los días santos, o para
agradecer a Di-s por la comida, pero ciertamente no para una función corporal
de ese tipo.
Esta
bendición, fue compuesta por Abayei, un rabino babilónico del siglo IV, y se
encuentra en el Talmud.
En
la página 120 (Tratado de Berajot 60b) de ese antiguo texto está escrito:
“Abeyei
dijo, cuando uno sale del baño debe decir: Bendito es Él quien ha formado con
sabiduría al hombre y ha creado en él muchos orificios y muchas cavidades. Es
obvio y conocido ante Su trono que si uno de ellos se abriera o uno de ellos se
bloqueara, sería imposible para un hombre sobrevivir y estar de pie ante TI.
Bendito eres Tú que sanas a todo ser de carne y haces maravillas.”
No
fue hasta mi segundo año de en la escuela de medicina que empecé a entender lo
apropiado de esta corta oración.
La
cátedra de Fisiopatología me mostró las terribles consecuencias de incluso
pequeñas distorsiones en la estructura y función del cuerpo humano.
Casi
de inmediato, empecé a no tomar como un hecho la normalidad de mis idas al
baño.
Y
empecé a comprender cuantas cosas tenían que funcionar correctamente para que
esas cortas interrupciones de mi rutina se dieran fácilmente.
Pensé
en Abayei y su bendición, y, después de ver a pacientes cuyas vidas giraban
alrededor de sus máquinas de diálisis, y otros con colostomías y catéteres
urinarios, comprendí cuan sabio había sido el rabino.
Y
entonces pasó: empecé a recitar la bendición de Abayei.
Al
principio yo tenía que revisar mi Sidur, el libro de oración judío, cada vez.
Pero
con las repeticiones, y hay muchas oportunidades para cualquiera para aprenderse
esta bendición, pude recitarla de forma fluida, con sinceridad y entendimiento.
Durante
años, recitar el Asher Yatzar ha sido una oportunidad para dar gracias no sólo
por el funcionamiento apropiado de mis órganos de micción y evacuación, sino
por mi salud general.
El
texto, después de todo, se refiere a las consecuencias catastróficas de la
ruptura u obstrucción de cualquier
estructura corporal, no solo de aquellas del tracto urinario o
gastrointestinal.
Había
un paciente inolvidable cuya historia reforzó la verdad y belleza del Asher
Yatzar para siempre.
Josh,
un estudiante de 20 años, tuvo una fractura de su tercera y cuarta vértebra
cervical, en un choque de vehículo.
Estuvo
a punto de morir y requirió de intubación de emergencia y de apoyo respiratorio.
Inicialmente
estaba totalmente cuadripléjico.
Siguió
un largo y difícil período de estabilización y rehabilitación.
Había
señales prometedoras de recuperación neurológica durante los primeros meses que
vinieron; de repente e inesperadamente: el movimiento de un dedo aquí, flexión
de un dedo del pie allí, retorno de sensación aquí, flexión de un grupo del
músculo allí.
Con
increíble valor, trabajo duro, y un fisioterapeuta excelente, Josh mejoraba día
a día.
Con
el tiempo, y después de lo que parecía un milagro, él pudo comenzar a caminar
despacio con unas muletas.
Pero
Josh continuaba requiriendo de cateterización intermitente.
Yo
conocía demasiado bien los problemas y peligros que este joven enfrentaría para
el resto de su vida.
Los
urólogos eran muy pesimistas sobre sus oportunidades de no requerir
cateterización.
Ellos
no habían visto nunca ocurrir eso después de una lesión de la médula espinal
tan severa.
Entonces
lo imposible pasó.
Yo
estaba allí el día que Josh no requirió más del catéter urinario.
Pensé
en la oración del Asher Yatzar de Abayei.
Imaginando
que no podía haber un escenario más significativo para recitarla, le sugerí a
Josh, quien también era un graduado de una Yeshiva, que la dijera.
Él
estuvo de acuerdo.
Cuando
recitó la antigua bendición, las lágrimas llenaron mis ojos.
Josh
es mi hijo.
Dr. Kenneth M. Prager, MD.
(Journal
of the American Medical Association)
Cada
vez que la persona va al baño (en cualquier momento del día) debe hacer Netilat
Yadaim (sin bendecir) y, tras secarse las manos, recitar la siguiente Berajá
con la que alaba y agradece a Di-s por el correcto funcionamiento del sistema
digestivo, urológico e intestinal.
Baruj Ata
Ado-nai Elohenu melej haolam
Bendito
eres tu Eterno, D-os nuestro, Rey del mundo,
Asher yatzar et
hadam bejojma ubará bo
que
creaste al hombre con sabiduría y formaste en él
Nekavim nekavim,
jalulim jalulim, galui
orificios
y Le dotaste de órganos, revelado
Veiadua lifne
jise kevodeja sheik isatem
y
sabido está frente a Tu glorioso trono,
Ejad mehem o im
ipateaj ejad mehem
Señor
que todos esos órganos y funciones que les has
asignado
son necesarios para nuestra
existencia
pues si se cierra uno de ellos
Yefshar
lehitkaiem afilu shaa ejat.
o
se abre uno de ellos no es posible
sobrevivir
ni siquiera una hora.
Baruj Ata
Ado-nai rofe jol basar umfil Laasot.
Bendito
eres Tú oh Eterno que sanas a toda
criatura
y haces maravillas.
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